Lavavajillas

  Oleo sobre lienzo. 162 X 130 cm.


 La sociedad occidental ha evolucionado mucho con respecto a la valoración y situación social de la mujer, sin embargo, apenas hemos rascado la superficie para adquirir igualdad de derecho y libertad cuando nos encontramos que por otro lado, siguen echando tierra sobre estos logros a través de los medios (cine, televisión, moda...), que siguen presentando un modelo de mujer frágil y dependiente.

Los roles a seguir en el hogar continúan siendo los tradicionales, encontrando innumerables casos de parejas heterosexuales en las que por defecto Ella se sigue ocupando de las tareas relacionadas con el hogar (cocina, limpieza, cuidado de los hijos...) aun cuando ambos trabajen.

Gracias a la lucha de muchas mujeres y hombres a lo largo de siglos, por fín la mujer ha salido oficialmente al mercado laboral, y tiene la posibilidad de estudiar, ser empresaria... pero su papel dentro del ámbito familiar no ha cambiado, la violencia de género sigue latente en nuestros días, con mujeres asesinadas a manos de hombres cada día.

El mayor peligro está en que permitamos que el modelo de mujer dependiente, que debe cuidar su imagen física para "gustar", mantener su hogar en todos los sentidos y sacrificar sus propios deseos e inquietudes por los de su pareja. Si permitimos que este modelo persista, volveremos sin darnos cuenta atrás, y las luchas pasadas, habrán sido en balde.

 Esta obra esta inspirada en una leyenda tradicional japonesa del periodo Edo.


El Fantasma de Okiku


Okiku era una joven doncella del palacio Sarayashiki Bancho.
Es pretendida por su señor, un respetable samurai llamado Aoyama Tessan.
Ella le rechaza repetidamente. Ante la negativa, el samurai decide tenderle una trampa.
La pone al cargo de la valiosa vajilla de porcelana coreana,
esconde uno de los platos y le pide que los entregue.

Aoyama le exige el plato que falta, ella tras contar una y otra vez desespera,
pues el perder una de estas piezas se considera una deshonra
y el castigo por ésta para una doncella es la muerte.
El samurai le ofrece el perdón a cambio de su amor,
Okiku le rechaza nuevamente, entonces éste enfurece y la tira al pozo.

Desde entonces, cerca del pozo se escucha la voz de la joven
recontando una y otra vez los platos, uno, dos, tres... y al de diez,
 suena un gran alarido de dolor y sollozos.